sábado, 27 de octubre de 2012

INSOMNIO


Caminé unas veinte, tal vez treinta cuadras. Son las doce de la noche, a veces es la mejor hora para pensar. La calle está oscura y silenciosa, casi no hay gente. Pasan algunos autos, me desconcentran un poco, sus ventanas cerradas me recuerdan el frío que hace, y yo en mi short de dormir, y un sweater de hilo. Mi imagen es tan absurda como tu presencia.
Tengo ganas de gritarte en el medio de la calle, aunque no estés, y seas la única persona que no escuche. Es que nunca escuchás, y cuando llego al límite, parece que estoy loca, estallo por una estupidez. Es que un edificio con cimientos flojos no necesita estar en un epicentro de 8 puntos Richter para perder la estabilidad.
Unknown caller. Sé que sos vos aunque bloquees tu número, quién más me va a estar llamando a las doce y cuarto, cuando sabés que estoy caminando sola por esta ciudad en la que nos movemos con tanta precaución, sin atenderte, sin un peso encima, y casi sin batería. No me importó nada cuando salí de tu casa, regalale todas mis cosas a tu vieja, no me importa. Yo hoy quiero llegar a cualquier lado que esté lejos de mi mente.

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