viernes, 18 de enero de 2013

Sobre saludos tácitos

A veces uno saluda a un extraño. Lo hace tácitamente, claro, para no quedar como un loco; quién saluda a un anónimo por la calle? Pero le da una sonrisa, una mirada, un gesto. Algunos días ese saludo tiene un significado particular. Hoy, saludo porque le quiero sonreír a ese extraño, le quiero sonreír hasta a la luna, aunque tiemble, desde una vereda. Y tal vez sea porque espero encontrar otra sonrisa a cambio.

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