domingo, 19 de mayo de 2013

Domingo

Vuelve a arrastrarse el ancla sobre la arena
cuando ya pasó una vez.
O más. No sé.
Deja una nueva marca.
Y la arena no vuelve a su misma posición.

Es que las huellas de anclas no son invisibles.
Y menos. 
Si son de un crucero transatlántico. 
Haciendo turismo local. 
Siete días por semana.

Vuelve a pasar la pluma.
Es la misma tinta.
Sobre la misma hoja.
Se pasa para el otro lado.
Sangra tinta el reverso de la hoja. Mancha.

Y en algún punto, creo que el ancla en la arena
es lo mismo que la pluma sobre la hoja.
Dejando la evidencia de tu paso.
La tinta me permite releer tus palabras.

La hoja se puede dar vuelta. Aunque se trasluzca.
Porque ya no queda arena virgen en esta costa.
Y el turismo emocional
Acaba de ponerse de moda.

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