Y el
grito, cuando te inunda, es como el frío que te cala. Te incomoda, te molesta,
te pega en la cara, aunque casi puedas jurar que no tiene cuerpo. Es que cuando
te pega, cuando te estalla en la cara, tiene cuerpo. Como el recuerdo, que te
acaricia en el pasado, y te acaricia en el presente.
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